En la actualidad el yoga como autoconocimiento se deja de lado y hemos dado paso al yoga como industria del bienestar y muchas veces a tratarlo como producto de consumo porque está de moda. En redes sociales se vende como las asanas y mientras ¡más complicadas mucho mejor! convirtiéndolo en algo externo y que excluye a todas las personas que no tienen flexibilidad o simplemente padecen de alguna limitación, lesión o enfermedad cuando el yoga es INCLUSIVO.
Como profe me planteo muchas veces ¿Dónde quedan los principios del yoga? Ahimsa, el no dañar. Satya, la veracidad. Abhyasa, el recoger la mente, entre muchos otros y ya no hablemos de la meditación como búsqueda de la verdad de nosotr@s mismos que es realmente el yoga siendo todo lo demás técnicas o herramientas que nos ayudan a ello.
Y la formación escasa, a veces casi inexistente en las personas que dan clases tampoco ayuda. Hoy en día se ofrecen cursos de un mes y ya puedes dedicarte a “enseñar a otros” ¡es muy heavy!
En la actualidad es cuando más yoga hay y en cambio cuando más desvirtuada está esta enseñanza que viene de una tradición y sabiduría ancestral.
¿Qué podemos hacer?
El alumn@ preguntar por la formación y recorrido del profesor.
Los profesores hablar en las clases de lo que es realmente el yoga.
¡El yoga puede transformar tu vida! No lo limitemos solo a un ejercicio físico que solo unos cuantos pueden hacer.
Om Shanti.
¡Se feliz!